La migraña, un trastorno neurológico caracterizado por dolores de cabeza intensos, afecta a millones de personas en todo el mundo. A pesar de ser una de las causas principales de discapacidad, a menudo es subdiagnosticada y subtratada.
La migraña es desencadenada por una compleja interacción de factores genéticos y ambientales. El estrés, los cambios hormonales, ciertos alimentos, la falta de sueño y la exposición a luces brillantes son algunos de los factores desencadenantes más comunes. Los síntomas pueden variar de persona a persona, pero suelen incluir dolor de cabeza pulsátil, náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y al sonido.
Las personas que sufren de migraña experimentan una disminución significativa en su calidad de vida. Las ausencias laborales, las dificultades para realizar actividades cotidianas y el impacto emocional son algunas de las consecuencias de esta enfermedad.
Si bien no existe una cura definitiva para la migraña, existen diversas estrategias para prevenir y controlar los ataques. Un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y manejo del estrés, puede ayudar a reducir la frecuencia e intensidad de las migrañas. Además, los medicamentos preventivos y los tratamientos agudos pueden ser efectivos para aliviar los síntomas.
Es fundamental acudir al médico ante la sospecha de migraña. Un diagnóstico temprano y preciso permite iniciar un tratamiento adecuado y evitar complicaciones. El abuso de analgésicos es uno de los principales riesgos asociados a la migraña no tratada.
El Día Internacional de Acción contra la Migraña, celebrado cada 12 de septiembre, busca visibilizar esta enfermedad y promover la investigación para encontrar nuevas terapias. Es importante que tanto pacientes como profesionales de la salud trabajen juntos para mejorar la calidad de vida de las personas que sufren de migraña.
